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domingo, 29 de abril de 2018
¿Diesel, Gasolina, Híbrido, GLP o Gas Natural? Energías Alternativas | P...
Cinco formas de propulsión de los vehículos
¿Cuál es conveniente en Chile?
La respuesta es el gas natural , pero lo más pertinente es ver el video .
Hernán Pino Seguel
sábado, 21 de abril de 2018
jueves, 19 de abril de 2018
La importancia de la Caleta el Soldado Talcahuano
La importancia de la Caleta el Soldado
La cita a continuación es parte de un interesante documento , su inicio es el discurso del Rector de la Universidad de Concepción de la época Dr. Edgardo Enriquez F..
"y cuando se permitió el establecimiento de dos bases universitarias de investigación científica en la Península de Tumbes; una en Caleta El Soldado y otra en Caleta Leandro"
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION, DR. EDGARDO ENRIQUEZ F., EN EL ACTO DE BOTADURA Y BAUTIZO DE LA EMBARCACION LUND, EN VALDIVIA (Julio de 1972 ).
La Universidad de Concepción nació hace 53 años para satisfacer una necesidad hondamente sentida por las provincias situadas al sur de Santiago. Sus fundadores dijeron entonces que querían una Casa de Estudios Superiores autónoma, completa y moderna que, por medio del estudio de los problemas regionales, promoviera la prosperidad intelectual y económica de la ciudad de Concepción y el sur del pcds. La Reforma Universitaria aprobada en 1968 no introdujo modificaciones en esta línea de acción tradicional de nuestra Universidad. Por el contrario, dejó claramente establecida la obligación de hacerla más profunda y vigorosa. No es el momento para que hagamos aquí un balance de lo que en este sentido se ha hecho en los últimos tres años. Hemos recordado estos antecedentes únicamente para explicar por qué, a pesar de las angustias económicas tan serias y graves que vivía nuestra Corporación a mediados de 1970, el Consejo Superior aprobó ir a la construcción de un barco que permitiera investigar el dilatado y rico mar chileno. Su preocupación por los estudios de biología marina no son de hoy ni-de ayer. Se remontan a los años 1927-30 cuando el Prof. Dr. Ottmar Wilhelm, Director del Instituto de Biología, hijo de esta noble tierra valdiviano, publicó los primeros trabajos que había realizado en compañía de su ayudante Prof. Carlos Oliver Schneider sobre mortandad periódica de jibias y sardinas en la bahía de Concepción. Fueron innumerables las iniciativas y gestiones del Prof. Wilhelm para impulsar el desarrollo de este tipo de investigaciones. A veces fue bien acogido, como cuando obtuvo de la CORFO en 1950, un préstamo ascendente a 500 mil pesos y cuando se permitió el establecimiento de dos bases universitarias de investigación científica en la Península de Tumbes; una en Caleta El Soldado y otra en Caleta Leandro. No obstante, nunca pudo lograr que se le construyera una embarcación especialmente diseñada y equipada para el objeto. Faltaba dinero y, por qué no decirlo,' interés para someter la empresa. Es que los chilenos, desgraciadamente, salvo honrosas excepciones, han vivido por tradición, dando las espaldas al mar. Sólo se acuerdan de él cuando practican la bárbara explotación de rapiña, que ha agotado y está agotando especies altamente apreciadas y muy abundantes antaño, o cuando desean deshacerse de excretas, basuras o desechos de sus ciudades, fábricas y minas que lanzan irresponsablemente a sus aguas con lo que están completando su criminal labor destructora. Se olvidan que Chile fue descubierto en 1520 por Hernando de Magallanes, un ilustre marino, que su geografía y ubicación lo han obligado a utilizar los barcos como medio eficaz y económico de transporte; que, en verdad, nuestro país tiene más mar que tierras pues, en ninguna parte éstas sobrepasan las 200 millas de ancho. No han recordado tampoco que en sus bahías y caletas y en alta mar están los alimentos proteínicos que tanto necesita la población; que en él existen riquezas que, cultivadas y explotadas en forma racional, podrían proporcionar las divisas que se requieren con urgencia para producir el desarrollo de la Nación; que los minerales, su base actual en moneda dura para el comercio internacional, tarde o temprano, tendrán que agotarse y deberán ser reemplazados por estas fuentes renovables y realmente inagotables si sabemos usarlas, que son las que proporciona el Pacífico que está aquí, al lado nuestro y a lo largo de todo el territorio, como invitándonos a conocerlo, respetarlo y apreciarlo.
En todo esto pensaba el Consejo Superior de la Universidad de Concepción cuando aprobó la construcción de este pequeño barco. No pretendía desde luego que, con él, se resolverían los problemas que tan sucintamente hemos mencionado. Sería haber perdido todo sentido de las proporciones. Simplemente pensamos que éste será el inicio de una serie de investigaciones que permitirán conocer, por ejemplo, la Bahía de Concepción y el Golfo de Arauco que, aunque vecinos a Concepción y grandes productores de peces y mariscos, están vírgenes en lo que a estudios científicos de su riqueza y condiciones biológicas se refiere. Permitirá formar un grupo de biólogos marinos que, dirigidos por varios de nuestros profesores, doctores en esta disciplina, titulados en universidades extranjeras de prestigio internacional, irán a contagiar su entusiasmo a otros jóvenes para romper esa indiferencia por el mar que, decíamos, sienten, en general, los chilenos. Se logrará así descubrir el ciclo y las condiciones que exigen los mariscos y crustáceos en general, para ser sembrados y cultivados en viveros especiales y naturales de nuestro litoral; se darán las razones científicas que hacen inaceptable que continúe la criminal contaminación con productos tóxicos y contaminantes que destruyen su equilibrio vital. Esperamos que gracias a estos estudios y los que realizan otras universidades en otras partes, se dictarán las leyes que prohiban proceder en forman tan irracional; se creará una fuente importantísima de trabajo para miles de conciudadanos en las faenas de pesca, conservación y transporte de productos del mar, de astilleros y puertos pesqueros, de productores y comerciantes varios, etc., etc.
Grandes son las esperanzas que ciframos en esta pequeña embarcación a cuya botadura y bautizo asistimos esta tarde. No son exageradas. Con sus 13.70 metros de eslora, 4 metros de manga y 1.85 metros de puntal, con su motor de 195 caballos y capaz de desarrollar una velocidad de nueve nudos, con sus modernos equipos de navegación como radar, ecosonda, sonar, radioguía, radio transmisora y receptora; con sus laboratorios para investigaciones oceanográficas, rastra de fondo y grúas; con sus acomodaciones y su autonomía de 400 millas, estimamos que posee los elementos que le permitirán cumplir con lo que le pidan quienes la van a emplear. Serán estos científicos bien formados que están conscientes de lo que de ellos esperan la Universidad y la comunidad chilena. Se acordó llamarla LUND, en homenaje a la expedición oceanógrafica sueca que organizara la Universidad de Lund desde septiembre de 1948 a julio de 1949, expedición que, por los resultados obtenidos y las publicaciones a que dio origen, representa una etapa fundamental en el desarrollo de la Biología Marina de Chile. Para este acto muy sencillo pero de tanta significación, hemos invitado a las autoridades de Concepción y Valdivia. Les agradecemos que hayan venido a acompañarnos. Recibimos algunas excusas. Menciono solamente las del Sr. Embajador de Suecia Barón Louis de Gear que no pudo venir por encontrarse ausente por asuntos de su elevado cargo; del señor Comandante en Jefe de la 7? Zona Naval, Contralmirante Chubretovich que debió viajar a Valparaíso a Consejo Naval; del Dr. Ottmar Wilhelm, nuestro muy querido amigo y Profesor, quien ha lamentado mucho que su salud le haya impedido estar con nosotros en este momento que tanto ha anhelado durante años de su fructífera vida. Es esta también la ocasión de expresar los agradecimientos de la Universidad a quienes han materializado esta que, repito, consideramos una feliz y promisoria iniciativa. Vaya nuestro reconocimiento al Prof. Ricardi, Director del Instituto de Biología y a todo su cuerpo de profesores y cooperadores en esa Unidad Universitaria que insistieron en la idea y la llevaron adelante; a los profesores Saelzer y Gallardo, por todas las molestias, preocupaciones y viajes que tuvieron que realizar para supervigilar en nombre de la Universidad la construcción; al Ingeniero Naval don Walter H. Debus, por los planos de la embarcación, la inspección técnica y dirección de la ejecución, a los Astilleros Arens por su permanente preocupación y celo profesional; a los obreros del Astillero por su espléndido trabajo; a los asesores jurídicos de la Universidad de Concepción y a todos los colaboradores de la Rectoría por su eficiente y permanente cooperación. Son muchas las personas que han contribuido a la materialización de esta iniciativa de tan vastas proyecciones. Estamos ciertos de que serán muchísimos más los que se beneficiarán con su trabajo silencioso pero efectivo.
Fuente:https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/68336/1/225015.pdf

La cita a continuación es parte de un interesante documento , su inicio es el discurso del Rector de la Universidad de Concepción de la época Dr. Edgardo Enriquez F..
"y cuando se permitió el establecimiento de dos bases universitarias de investigación científica en la Península de Tumbes; una en Caleta El Soldado y otra en Caleta Leandro"
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION, DR. EDGARDO ENRIQUEZ F., EN EL ACTO DE BOTADURA Y BAUTIZO DE LA EMBARCACION LUND, EN VALDIVIA (Julio de 1972 ).
La Universidad de Concepción nació hace 53 años para satisfacer una necesidad hondamente sentida por las provincias situadas al sur de Santiago. Sus fundadores dijeron entonces que querían una Casa de Estudios Superiores autónoma, completa y moderna que, por medio del estudio de los problemas regionales, promoviera la prosperidad intelectual y económica de la ciudad de Concepción y el sur del pcds. La Reforma Universitaria aprobada en 1968 no introdujo modificaciones en esta línea de acción tradicional de nuestra Universidad. Por el contrario, dejó claramente establecida la obligación de hacerla más profunda y vigorosa. No es el momento para que hagamos aquí un balance de lo que en este sentido se ha hecho en los últimos tres años. Hemos recordado estos antecedentes únicamente para explicar por qué, a pesar de las angustias económicas tan serias y graves que vivía nuestra Corporación a mediados de 1970, el Consejo Superior aprobó ir a la construcción de un barco que permitiera investigar el dilatado y rico mar chileno. Su preocupación por los estudios de biología marina no son de hoy ni-de ayer. Se remontan a los años 1927-30 cuando el Prof. Dr. Ottmar Wilhelm, Director del Instituto de Biología, hijo de esta noble tierra valdiviano, publicó los primeros trabajos que había realizado en compañía de su ayudante Prof. Carlos Oliver Schneider sobre mortandad periódica de jibias y sardinas en la bahía de Concepción. Fueron innumerables las iniciativas y gestiones del Prof. Wilhelm para impulsar el desarrollo de este tipo de investigaciones. A veces fue bien acogido, como cuando obtuvo de la CORFO en 1950, un préstamo ascendente a 500 mil pesos y cuando se permitió el establecimiento de dos bases universitarias de investigación científica en la Península de Tumbes; una en Caleta El Soldado y otra en Caleta Leandro. No obstante, nunca pudo lograr que se le construyera una embarcación especialmente diseñada y equipada para el objeto. Faltaba dinero y, por qué no decirlo,' interés para someter la empresa. Es que los chilenos, desgraciadamente, salvo honrosas excepciones, han vivido por tradición, dando las espaldas al mar. Sólo se acuerdan de él cuando practican la bárbara explotación de rapiña, que ha agotado y está agotando especies altamente apreciadas y muy abundantes antaño, o cuando desean deshacerse de excretas, basuras o desechos de sus ciudades, fábricas y minas que lanzan irresponsablemente a sus aguas con lo que están completando su criminal labor destructora. Se olvidan que Chile fue descubierto en 1520 por Hernando de Magallanes, un ilustre marino, que su geografía y ubicación lo han obligado a utilizar los barcos como medio eficaz y económico de transporte; que, en verdad, nuestro país tiene más mar que tierras pues, en ninguna parte éstas sobrepasan las 200 millas de ancho. No han recordado tampoco que en sus bahías y caletas y en alta mar están los alimentos proteínicos que tanto necesita la población; que en él existen riquezas que, cultivadas y explotadas en forma racional, podrían proporcionar las divisas que se requieren con urgencia para producir el desarrollo de la Nación; que los minerales, su base actual en moneda dura para el comercio internacional, tarde o temprano, tendrán que agotarse y deberán ser reemplazados por estas fuentes renovables y realmente inagotables si sabemos usarlas, que son las que proporciona el Pacífico que está aquí, al lado nuestro y a lo largo de todo el territorio, como invitándonos a conocerlo, respetarlo y apreciarlo.
En todo esto pensaba el Consejo Superior de la Universidad de Concepción cuando aprobó la construcción de este pequeño barco. No pretendía desde luego que, con él, se resolverían los problemas que tan sucintamente hemos mencionado. Sería haber perdido todo sentido de las proporciones. Simplemente pensamos que éste será el inicio de una serie de investigaciones que permitirán conocer, por ejemplo, la Bahía de Concepción y el Golfo de Arauco que, aunque vecinos a Concepción y grandes productores de peces y mariscos, están vírgenes en lo que a estudios científicos de su riqueza y condiciones biológicas se refiere. Permitirá formar un grupo de biólogos marinos que, dirigidos por varios de nuestros profesores, doctores en esta disciplina, titulados en universidades extranjeras de prestigio internacional, irán a contagiar su entusiasmo a otros jóvenes para romper esa indiferencia por el mar que, decíamos, sienten, en general, los chilenos. Se logrará así descubrir el ciclo y las condiciones que exigen los mariscos y crustáceos en general, para ser sembrados y cultivados en viveros especiales y naturales de nuestro litoral; se darán las razones científicas que hacen inaceptable que continúe la criminal contaminación con productos tóxicos y contaminantes que destruyen su equilibrio vital. Esperamos que gracias a estos estudios y los que realizan otras universidades en otras partes, se dictarán las leyes que prohiban proceder en forman tan irracional; se creará una fuente importantísima de trabajo para miles de conciudadanos en las faenas de pesca, conservación y transporte de productos del mar, de astilleros y puertos pesqueros, de productores y comerciantes varios, etc., etc.
Grandes son las esperanzas que ciframos en esta pequeña embarcación a cuya botadura y bautizo asistimos esta tarde. No son exageradas. Con sus 13.70 metros de eslora, 4 metros de manga y 1.85 metros de puntal, con su motor de 195 caballos y capaz de desarrollar una velocidad de nueve nudos, con sus modernos equipos de navegación como radar, ecosonda, sonar, radioguía, radio transmisora y receptora; con sus laboratorios para investigaciones oceanográficas, rastra de fondo y grúas; con sus acomodaciones y su autonomía de 400 millas, estimamos que posee los elementos que le permitirán cumplir con lo que le pidan quienes la van a emplear. Serán estos científicos bien formados que están conscientes de lo que de ellos esperan la Universidad y la comunidad chilena. Se acordó llamarla LUND, en homenaje a la expedición oceanógrafica sueca que organizara la Universidad de Lund desde septiembre de 1948 a julio de 1949, expedición que, por los resultados obtenidos y las publicaciones a que dio origen, representa una etapa fundamental en el desarrollo de la Biología Marina de Chile. Para este acto muy sencillo pero de tanta significación, hemos invitado a las autoridades de Concepción y Valdivia. Les agradecemos que hayan venido a acompañarnos. Recibimos algunas excusas. Menciono solamente las del Sr. Embajador de Suecia Barón Louis de Gear que no pudo venir por encontrarse ausente por asuntos de su elevado cargo; del señor Comandante en Jefe de la 7? Zona Naval, Contralmirante Chubretovich que debió viajar a Valparaíso a Consejo Naval; del Dr. Ottmar Wilhelm, nuestro muy querido amigo y Profesor, quien ha lamentado mucho que su salud le haya impedido estar con nosotros en este momento que tanto ha anhelado durante años de su fructífera vida. Es esta también la ocasión de expresar los agradecimientos de la Universidad a quienes han materializado esta que, repito, consideramos una feliz y promisoria iniciativa. Vaya nuestro reconocimiento al Prof. Ricardi, Director del Instituto de Biología y a todo su cuerpo de profesores y cooperadores en esa Unidad Universitaria que insistieron en la idea y la llevaron adelante; a los profesores Saelzer y Gallardo, por todas las molestias, preocupaciones y viajes que tuvieron que realizar para supervigilar en nombre de la Universidad la construcción; al Ingeniero Naval don Walter H. Debus, por los planos de la embarcación, la inspección técnica y dirección de la ejecución, a los Astilleros Arens por su permanente preocupación y celo profesional; a los obreros del Astillero por su espléndido trabajo; a los asesores jurídicos de la Universidad de Concepción y a todos los colaboradores de la Rectoría por su eficiente y permanente cooperación. Son muchas las personas que han contribuido a la materialización de esta iniciativa de tan vastas proyecciones. Estamos ciertos de que serán muchísimos más los que se beneficiarán con su trabajo silencioso pero efectivo.
Fuente:https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/68336/1/225015.pdf
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